Gracias es una palabra que al ser pronunciada por nuestros labios, puede tener magia y la magia ocurre cuando sentimos “gratitud”. Vengo de una cultura donde me han enseñado a decir “gracias”, “muchas gracias” o inclusive “muchisimas gracias”, por casi todo. Pero, no vale magnificar tanto la palabra si se olvida el concepto de gratitud. Con esto, quiero decir que de repente puede salir muy automática y no toca las fibras como realmente debería ser.
También es importante saber que esta palabra tiene un poder maravilloso; pero, que cuando la pronunciemos debemos sentir realmente ese poder de gratitud, es lo más importante sentir el poder de lo que estamos afirmando.
Un día de mi vida estaba muy lejos de mi país, en otra cultura, otro mundo, y en este lugar que es llamado el muro de los lamentos; como la mayoría sabemos acude gente de todo el mundo y apunta sus peticiones y las pone allí en el muro. Yo tuve el sentir de agradecer y apunte todo lo que tenia que agradecer, lo que tenia en ese momento y lo que en fé sabia que recibiria y lo hice desde lo más profundo de mi corazón y les cuento que más tardé en agradecer cuando ya estaba recibiendo.
Así que los invito a agradecer y no tienen que ir a ningún lugar, tiene que ir a su templo y agradecer desde lo profundo de su ser, se darán cuenta de que la gratitud tiene un poder divino y que cuando llenas tu altar con ofrendas de gratitud, esas ofrendas desde tu interior ascienden en olor grato a la fuente de energía suprema y regresan a tu vida dándote más de lo que agradeciste. Permite que en tu vida empiece ese poder ahora, no pierdas tiempo quejándote, que de nada sirve. Agradece y prueba ese poder que está en ti.